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CAPÍTULO 1

 

Nueva dinastía en Egipto (1580 A.C.)

 

1 Estos son los nombres de los hijos de Israel, que entraron en Egipto con Jacob, cada uno con sus familias.

2 Rubén, Simeó, Leví y Judá;

3 Izacar, Zabulón y Benjamín;

4 Dan, Neftalí, Gad y Aser.

5 Todos los descendientes de Jacob fueron 70. José ya estaba en Egipto.

 

6 Y murió José, todos sus hermanos y toda aquella generación.

7 Y los israelitas crecieron y se multiplicaron. Se aumentaron y fortalecieron en extremo, y llenaron la tierra de Gosén.

8 Entonces se levantó un nuevo rey 1 sobre Egipto que desconoció a José, y dijo a los ministros de su consejo:

9 “El pueblo de Israel ha llegado a ser mayor y más fuerte que nosotros. 2

10 Ahora, pues, tratémoslo con astucia para que no se multiplique, y en caso de guerra, se una a nuestros enemigos, y pelee contra nosotros, y abandone el país.” 3

11 Entonces pusieron sobre Israel capataces de tributos que los forzaran a trabajar. Y de esta manera fue que edificaron a Faraón las ciudades almacenes de Fitón y Avaris.

12 Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y crecían. Entonces fue que los egipcios llegaron a tener temor de los israelitas.

13 Y los egipcios sometieron a Israel a cruel servidumbre,

14 e hicieron su vida amarga con trabajo duro de barro y ladrillo, y con todo trabajo del campo. Y en todo servicio los obligaban con rigor.

 

Faraón decide matar a los niños

 

15 Entonces el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una se llamaba Sifra (belleza) y otra Fúa (resplandor), y les dijo:

16 “Cuando asistan a las hebreas en sus partos, miren el sexo. Si es niño mátenlo secretamente; y si es niña, permitan que viva.”

17 Pero las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, a sino que preservaron la vida de los niños.

18 Al ver, el rey de Egipto, que los niños israelitas seguían aumentando, llamó a las parteras y les preguntó: “¿Por qué habéis preservado la vida de los niños?”

19 Y las pateras respondieron: “Las mujeres hebreas no son como las egipcias. Son robustas y dan a luz antes que llegue la partera.”

20 Y Dios hizo bien a las parteras, y el pueblo se multiplicó y se fortaleció en gran manera, gracias a ellas.

21 Y por las parteras haber sido obedientes a Dios, él les dio numerosos hijos y nietos.

22 Entonces Faraón 4 ordenó a todo su pueblo: “Echad al río a todo niño hebreo que nazca, y preservad la vida a toda niña.”

 

CAPÍTULO 2

 

Nacimiento de Moisés (1525 A.C.)

 

1 Amram, un varón de la familia de Leví había tomado por esposa a Jacabed, una hija de Leví.

2 Y ella concibió, y tuvo un hijo. Y al verlo hermoso, lo tuvo escondido durante tres meses.

3 Pero no pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta de juncos, y la calafateó con asfalto y brea. Colocó al niño en ella, y la puso entre los juncos a la orilla del río.

4 Y la hermana del niño se paró a lo lejos para ver qué sucedería.

5 En eso la hija de Faraón 5 descendió a bañarse al río, y mientras sus doncellas se paseaban por la ribera del río, ella vio la cesta, y envió a una criada a que la trajera.

6 Al abrirla vio al niño que lloraba. Y sintiendo compasión por él, dijo: “De los niños hebreos es éste.”

7 Entonces la hermana del niño dijo a la hija de Faraón: “¿Quieres que te llame a una nodriza hebrea para que te lo críe?”

8 Y la hija de Faraón respondió: “Ve.” Entonces la muchachita llamó a la madre del niño.

9 Y la hija de Faraón le dijo: “Lleva a este niño, críamelo, y yo te lo pagaré.” Y la mujer llevó al niño y lo crió

10 Cuando el niño hubo crecido, lo trajo a la hija de Faraón, y ella lo adoptó, y lo llamó Moisés (sacado), 6 porque dijo: “Del río lo saqué.”

 

Moisés huye a Madián (1485 A.C.)

 

11 Un día, cuando Moisés ya era hombre, salió a visitar a sus hermanos. c Observó sus cargas, y vio a un capataz egipcio que golpeaba a uno de sus hermanos hebreos.

12 Miró a todas partes, y al ver que no había nadie, mató al egipcio y lo sepultó en la arena.

13 Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían. Entonces preguntó al culpable: “¿Por qué golpeas a tu prójimo?”

14 Y el respondió: “¿Y a ti quién te ha puesto por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Acaso quieres matarme como mataste al egipcio?” Entonces tuvo miedo, y dijo: “Ciertamente esto se ha descubierto.”

15 Al oír esto, Faraón 7 procuró matar a Moisés. Pero Moisés huyó de Faraón y fue a vivir en la tierra de Madián. Y al llegar allá se sentó junto a un pozo.

16 Y he aquí que el sacerdote de Madián d tenía siete hijas que vinieron a sacar agua para llenar la pila y dar de beber a las ovejas de su padre.

17 Pero los pastores, como de costumbre, las echaron. Mas Moisés las defendió y abrevó las ovejas.

18 Cuando ellas volvieron a Reuel (amigo de Dios) su padre, él les preguntó: “¿Cómo es que habéis venido hoy tan pronto?”

19 Y ellas respondieron: “Un varón egipcio nos defendió de mano de los pastores, y también sacó agua y abrevó las ovejas.”

20 El padre replicó: “¿Y dónde está? ¿Por qué habéis dejado a ese hombre? Llámenlo para que venga a comer.”

21 Y Moisés acordó en vivir con aquel hombre, quien pasado el tiempo le dio su hija Séfora (ave) por esposa.

22 Y ella tuvo un hijo al que Moisés llamó Gersón (desterrado), porque dijo: “Peregrino soy en tierra ajena.”

 

Un nuevo faraón en Egipto (1450 A.C.)

 

23 Después de muchos días, murió el rey de Egipto, 8 y los israelitas suspiraban a causa de su servidumbre, y su clamor subió hasta Dios.

24 Y Dios oyó su gemido, y no se olvidó de su pacto con Abrahán, Isaac y Jacob.

25 Y miró Dios a los israelitas y vio que había llegado el tiempo.

 

CAPÍTULO 3

 

Dios se aparace a Moisé en una zarza

(1446 A.C.)

 

1 Moisés apacentaba las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián. Un día llevó las ovejas a través del desierto y llegó a Horeb, el monte de Dios.

2 Y allí se le apareció El Ángel del Que Vive g en una llama de fuego, en medio de una zarza. Él miró y vio que la zarza ardía en fuego pero no se consumía.

3 Entonces dijo Moisés: “Iré a ver este prodigio. Por qué la zarza no se quema.”

4 Y cuando El Que Vive vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: ¡Moisés! ¡Moisés! Y él respondió: “Heme aquí.”

5 Entonces le dijo: No te acerques. Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás, tierra santa es.

6 Y continuó diciendo: YO SOY El Dios de tu padre, Dios de AbrahánDios de IsaacDios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. h

7 Y El Que Vive le dijo: He visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, he oído como claman a causa de sus opresores, pues conozco sus angustias.

8 Y he descendido a librarlos de manos de los egipcios, y a sacarlos de ese país para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, que fluye leche y miel; la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.

9 El clamor de los hijos de Israel ha llegado a mí, y he visto la opresión con que los egipcios los maltratan.

10 Ven, por tanto, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, a Israel.

11 Entonces Moisés dijo a Dios: “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los israelitas?”

12 Y Dios le respondió: Ve, porque yo estaré contigo. Y esto te servirá por señal de que yo te envío. Cuando hayas sacado a este pueblo de Egipto, serviréis a Dios en este monte.

 

Dios revela su nombre 9

 

13 Y dijo Moisés a Dios: “Si voy a los israelitas y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros, y si ellos me preguntan: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les diré?”

14 Y Dios respondió a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y agregó: Así dirás a los israelitas: YO SOY me ha enviado a vosotros.

15 Además Dios dijo a Moisés: Así dirás a los israelitas: El Que Vive, el Dios de vuestros padres, el Dios de AbrahánDios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, éste es mi memorial por todos los siglos.

16 Ve, reúne a los ancianos de Israel, y diles: El Que Vive, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me apareció, y me dijo: Ciertamente os he visitado, b y conozco cómo os tratan en Egipto.

17 Y he decidido sacarlos de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del hitita, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.

18 los ancianos oirán tu voz. Y tú y los ancianos de Israel iréis al rey de Egipto, y le diréis: El Que Vive, el Dios de los hebreos, nos ha encontrado. Por tanto, permítenos ir camino de tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios Al Que Vive nuestro Dios.

19 Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará salir sino por mano fuerte.

20 Entonces yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará salir.

21 Y yo daré a este pueblo gracia ante los egipcios, para que cuando salgan, no vayan vacíos,

22 sino que cada mujer pedirá a su vecina y a la que habita en su casa, objetos de plata y de oro, y vestidos, que pondréis sobre vuestros hijos e hijas. Y despojaréis a Egipto.

 

CAPÍTULO 4

 

Dios da tres señales a Moisés

 

1 Entonces Moisés dijo: “Ellos no me creerán, ni oirá mi voz; más bien dirá: El Que Vive no se te apareció.”

2 Y El Que Vive le preguntó: ¿Qué tienes en tu mano? Una vara, respondió Moisés.

3 Y Dios le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se convirtió en mamba. Y Moisés huía de ella.

4 Mas El Que Vive le dijo: Extiende tu mano y tómala por la cola. Y él extendió su mano y la tomó. Y volvió a ser una vara en su mano.

5 Por esto te creerán que se te apareció El Que Vive, el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, Dios de IsaacDios de Jacob.

6 Y El Que Vive continuó diciéndole: Pon tu mano en tu seno. Y Moisés la puso en su seno, y cuando la sacó, su mano estaba leprosa, blanca como la nieve.

7 Y le dijo El SeñorVuelve a meter tu mano en tu seno. El volvió a ponerla en su seno, y al sacarla, se había vuelto como la otra carne.

8 Si aconteciere, que no te creen, ni atendieren al testimonio de la primera señal, creerán al testimonio de la  segunda.

9 Y si tampoco creyeren a estas dos señales ni oyeren tu voz, toma agua del río y derrámala sobre la tierra. Y el agua que tomares del río, se volverá sangre en la tierra.

10 Entonces Moisés dijo Al Que Vive: “¡Ay Señor! yo nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni ahora que tu hablas a tu siervo, porque soy tardo de habla y torpe de lengua.”

11 Y El Que Vive le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿Quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No he sido yo El Que Soy?

12 Así que, ve, que yo estaré en tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.

13 Pero Moisés insistió: “¡Ay Señor! por favor, envía a otro.”

14 Entonces El Que Vive se enojó con Moisés, y le dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, que habla bien? Y ahora él sale a recibirte. Y al verte se alegrará en su corazón.

15 Tú le hablarás a él y pondrás las palabras en su boca. Y yo estaré en tu boca y en la de él, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.

16 El hablará por ti al pueblo; él te será por boca, y tú serás para él en lugar de Dios.

17 Y llevarás en tu mano esta vara con la cual harás las señales.

 

Viaje de Moisés a Egipto (1446 A.C.)

 

18 Entonces Moisés volvió a su suegro Jetro, y le dijo: “Con tu permiso, volveré a mis hermanos que está en Egipto, para ver si aún viven.” Y Jetro dijo a Moisés: “Ve en paz.”

19 Mientras aún estaba en Madián, El Que Vive dijo a Moisés: Vuelve a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte. 10

20 Entonces Moisés tomó su esposa y a sus hijos, los puso sobre un asno, y volvió a Egipto. Llevó también la vara de Dios en su mano.

21 El Que Vive dijo a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, asegúrate de hacer ante Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano. Pero yo endureceré su corazón, de modo que no deje ir al pueblo. e

22 Dirás a Faraón: El Que Vive dice: Israel es mi hijo, mi primogénito.

23 Te estoy diciendo que dejes ir a mi hijo para que me sirva. Pero no has querido dejarlo ir. Así que yo voy a matar a tu hijo, a tu primogénito.

 

Dios amenaza la vida de Moisés a causa de su negligencia

 

24 En el camino, en el lugar donde pasaba la noche, El Que Vive le salió al encuentro a Moisés, y quiso matarlo.

25 Entonces Séfora tomó un pedernal afilado, cortó el prepucio f de su hijo menor, y lo echó a sus pies, diciendo: “A la verdad, tú me eres un esposo de sangre.”

26 Y así fue como El Que Vive lo dejo ir. Ella lo había llamado esposo de sangre, a causa de la circuncisión.

 

27 Y El Que Vive había dicho a Aarón: Ve al desierto a recibir a Moisés. Y él había salido y lo encontró en el monte de Dios, y lo besó.

28 Entonces Moisés contó a Aarón todas las palabras de El Que Vive que lo enviaba, y de todas las señales que le había dado hacer.

29 Y fueron Moisés y Aarón, y juntaron a todos los ancianos de Israel.

30 Y Aarón habló todas las palabras que El Que Vive había dicho a Moisés, y Moisés hizo las señales ante el pueblo.

31 Y el pueblo creyó. Y al oír que El Que Vive había visitado a los israelitas, y había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron.

Hatshepsut, hija de Tutmosis I, adoptó a Moises.

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b...... Hechos 5: 29
c........ Hechos: 7: 23
e....... 1 Samuel 6: 6
Ezequiel 33: 11
Jueces 13: 22
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1 Sekenenre, príncipe egipcio de Tebas, se sublevó contra los hicsos. Estos fueron expulsados del Alto Egipto por su hijo Kamosis. Pero fue Amosis, el hijo menor de Sekenenre quien logró expulsarlos totalmente. Sin duda Amosis es el nuevo rey al cual se hace referencia aquí. Amosis reinó hasta el 1546 A.C. Le siguió Amenhotep I, que reinó hasta el 1525 A.C., que es el año del nacimiento de Moisés.

 

Aunque, como se declara, los israelitas se aumentaron y fortalecieron en extremo, gracias a las condiciones favorables en que vivieron en Egipto durante el periodo de los hicsos; obviamente no eran mayores que Egipto como aseveró el nuevo faraón; sino que éste más bien exajeró para justificar lo que ya tenía en mente.

 

3 Aunque la excusa de una posible traición durante una guerra por pate de los israelitas puede parecer lógica, es obvio que el someter a los israelitas a servidumbre no era el medio para evitar la posible traición, sino que era el fin y propósito que el faraón tenía en mente. Lo que realmente le preocupaba era que los israelitas abandonaran el país y perder la oportunidad de explotarlos.

 

4 Dado que Moisés nació para el año 1525 A.C., Amenhotep I, quien reinó entre 1546-1525 A.C., bien pudo haber sido el faraón que ordena la muerte de los niños hebreos. Como también pudo haber sido su sucesor Tutmosis I, que reinó entre 1525-1508 A.C. O tal vez Amenhotep I fue quien pidió a las parteras que mataran a los niños, y Tutmosis I completó la obra de su padre decretando que todos los niños hebreos que nacieran fueran arrojados al río.

 

5 La hija de Faraón no es otra que Hatshepsut, unica hija legítima de Tutmosis I.

 

6 En la época en que nació Moisés, era costumbre que a los miembros de la familia real se les pusieran nombres que los desiganaran  como descendientes de alguna deidad egipcia. Por ejemplo Amosis, que quiere decir "nacido de Ah" que es el dios luna, o Ramosis (Ramsés), que quiere decir "nacido de Ra" que es el dios sol. El Nilo también era una divinidad egipcia llamada Hapi Iru. De manera que el nombre que la hija del faraón le puso al niño, pudo haber sido Hapmosis o Irumosis. Por razones obvias, Moisés eliminó de su nombre la referencia a la divinidad egipcia llamándoce simplemente Mosis, de donde deriva Moisés. Por coinsidencia, en hebreo esa palabra significa "sacado". Hay que señalar que los faraones no solo tenían nombres que los identificaban con alguna deidad, sino que ellos mismos eran considerados una especie de dios en la tierra, y venían a desempeñar un papel prominente en la religión egipcia y en los servicios sacerdotales. A tales cosas también renunció Moisés.

7 Este Faraón es Tutmosis III. Hatshepsut, unica hija legítima de Tutmosis I, se casó con su medio hermano Tutmosis II, un muchacho debil y enfermiso que murió cuatro años después de coronarce faraón. El siguiente varón en el linage real era Tutmosis III, el sobrino de Hatshepsut, pero era un bebé. De manera que Hatshepsut reinó por 22 años (1504-1482 A.C.) aunque Tutmosis III era el faraón, nominalmente hablando. Al fin, con el apoyo del clero, Tutmosis III destrona a Hatshepsut, a pesar de que el reinado de esta fue uno de paz  y prosperidad. Sin duda se usó como excusa para destronarla la negativa de su hijo adoptivo a formar parte de la casta sacerdotal y el asecinato cometido por éste.

 

 

8 Tutmosis III fue sucedido por su hijo Amenhotep II, quien impuso un reinado de terror. Este es el faraón terco que vería su país sucumbir bajo el brazo de Dios.

 

 

9 Algunos se empeñan en asegurar que el nombre de Dios es Jehová, otros dicen que es Yahveh. La verdad es que el hebreo antiguo no tenía vocales sino solo consonante, y las vocales que hoy día se le añaden a esas consonantes para darle la forma Jehová Yahveh, se le añaden arbitrariamente. La verdad es que nadie sabe a ciencia cierta como se pronunciaba el nombre YHWH. Este nombre se consideraba tan sagrado que por no atreverce a pronunciarlo su sonido desapareció en el olvido durante el cautiverio babilónico. Pero aunque no sabemos como sonaba, sí conocemos su significado, que es más importante que su pronunciación. Dios no tiene meros nombres que suenan bonito, sino que sus nombres son adjetivos que lo describen. Y para alguien capaz de hacer tantas cosas, los nombres no le falta. Por eso cuando Moisés le preguntó su nombre él respondió YO SOY, porque él es todo lo que necesitamos (Salmo 103: 3-5). Con él podemos hacerlo todo (Filipenses 4: 13), pero sin él no podemos hacer nada (Juan 15: 5). El nombre YO SOY EL QUE SOY da a conocer la más importante cualidad de Dios, la que lo hace ser Dios. Nos habla de su existencialidad. Dios ES y EXISTE por si mismo, y no depende de nada ni nadie para SER o EXISTIR. Pudieramos decir que YHWH significa El Que Es o Existe Por Si Mismo, o El Que Tiene Vida En Si Mismo (Juan 10: 17 y 18) o como, en lengua aramea, lo llamara Nabucodonosor (Daniel 4: 34) y los ángeles afuera del sepulcro (Lucas 24: 5): El Que Vive .

 

 

10 Estos son Tutmosis III y aquellos miembros del clero que lo apoyaban en contra de Hatshepsut. Despué de Tutmisis III, ocupó el trono su hijo Amenhotep II.

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