top of page

CAPÍTULO 19

 

Israel llega al Sinaí (1445 A.C.)

 

1 En el primer día del tercer mes, habiendo salido los israelitas de Egipto, llegaron al desierto de Sinaí.

2 Partieron de Refidim y llegaron al desierto de Sinaí. Y acamparon en el desierto, delante del monte.

 

3 Y Moisés subió a presentarse ante Dios. Y El Que Vive lo llamó desde el monte y le dijo: Así dirás a la casa de Jacob y anunciarás a los hijos de Israel.

4 Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águila, y os he traído a mí.

5 Ahora, si prestan oído a mi voz y guardan mi pacto, c ustedes serán mi especial tesoro de entre todos los pueblos, d porque mía es toda la Tierra. 

6 Y ustedes serán mi reino de sacerdotes y gente santa. e Di eso a los hijos de Israel.

7 Entonces vino Moisés, llamó primero a los ancianos del pueblo, y expuso delante de ellos todas estas palabras que El Que Vive le había mandado.

8 Y después todo el pueblo respondió  unánime: “Haremos todo lo que El Que Vive ha dicho.” Y Moisés llevó la respuesta del pueblo Al Que Vive.

9 Y El Que Vive dijo a Moisés: Esto es lo que haré: iré a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras hablo contigo, y por siempre te crean. Y Moisés refirió Al Que Vive la respuesta del pueblo.

10 Y El Que Vive dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana. Que laven sus vestidos,

11 y estén preparados para el tercer día, porque el tercer día descenderé sobre el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo.

12 Señala límites alrededor del monte, y diles: Guárdense, no suban al monte, ni toquen sus límites. El que toque el monte de seguro morirá.

13 Ninguna mano lo tocará, sino que será apedreado o asaeteado. Sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando la trompeta suene largamente, se acercarán al monte.

14 Y Moisés descendió del monte, santificó al pueblo, y lavaron sus vestidos.

15 Y dijo al pueblo: “Estad preparados para el tercer día. Ninguno se llegue a su esposa.”

 

Dios habla desde el monte

 

16 Al tercer día, cuando amaneció, sobrevinieron truenos y relámpagos, y una espesa nube sobre el monte. Y un retumbante sonido de trompeta estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.

17 Y Moisés sacó al pueblo del campamento para recibir a Dios. Y se quedaron al pie del monte.

18 Y todo el monte Sinaí humeaba, porque El Que Vive había descendido sobre él en fuego. Y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.

19 Y el sonido de la trompeta aumentaba en extremo. Y Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz como de trueno.

20 De esa manera descendió El Que Vive sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte. Y Llamó a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. ñ

21 Y El Que Vive le dijo: Desciende, requiere al pueblo que no traspasen el límite para ver Al Que Vive, porque muchos de ellos caerán.

22 Así mismo se santificarán los sacerdotes que se han de acercar Al Que Vive, para que no haga en ellos estrago.

23 Moisés dijo Al Que Vive: El pueblo no subirá al monte, pues tu mandaste que señalara límites al monte y lo santificara, y así se ha hecho.

24 Pero El Que Vive insistió: Ve, desciende como te he dicho. Solo subirás tú y Aarón contigo. Pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite por curiosidad de subir a donde está El Que Vive, para que no haga estrago en ellos.

25 Y Moisés descendió, y habló nuevamente con el pueblo.

CAPÍTULO 20

 

Dios Proclama su Ley

 

1 Entonces Dios habló estas palabras:

2 YO SOY EL QUE VIVE tu Dios, que te saqué de Egipto, de casa de servidumbre.

 

I

3 No tendrás otros dioses además de mí. a

 

II

4 No te harás imagen, ni ninguna representación de lo que hay arriba en el cielo, ni abajo en la tierra.

5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás. b Porque YO SOY EL QUE VIVE tu Dios, fuerte y celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación, a los que me aborrecen. 1

6 Y tengo misericordia por mil generaciones de aquellos que me aman y guardan mis mandamientos.

 

III

7 No tomará en vano el nombre de tu Dios El Que Vive. Porque tu Dios El Que Vive no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano. f

 

IV

8 Acuérdate del día del sábado (reposo) para santificarlo.

9 Seis días trabajarás y harás toda tu obra.

10 Mas el séptimo día es reposo para tu Dios El Que Vive. No hagas en él obra alguna; ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu sirviente, ni tu criada, ni tu bestia ni el extranjero que está dentro de tus puertas.

11 Porque en seis días El Que Vive hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay, y reposó en el séptimo día. Por eso, El Que Vive bendijo el sábado y lo declaró santo. h

 

V

12 Honra a tu padre y a tu madre, i para que tus días se alarguen en la tierra que El Que Vive te da.

 

VI

13 No matarás. j

 

VII

14 No cometerás adulterio. k

 

VIII

15 No robarás. l

 

IX

16 No acusarás a tu prójimo falsamente, ni te prestarás para testificar mentiras en contra de tu prójimo. m

 

X

17 No codiciarás la casa de tu prójimo, ni la esposa de tu prójimo, ni su sirviente, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. n

 

18 Todo el pueblo vio los relámpagos y el monte que humeaba, y oyó los truenos y el sonido de la trompeta. Y temblando de miedo, se mantuvieron lejos.

19 Y dijeron a Moisés: “Habla tú con nosotros, que nosotros te escucharemos. Pero que Dios no hable más con nosotros, para que no muramos.”

20 Y Moisés respondió al pueblo: “No teman. Dios vino para probaros, y para que su temor esté en vosotros, y así no pequéis.”

21 Entonces el pueblo se mantuvo lejos, y Moisés subió y se metió dentro de la nube y la oscuridad donde estaba Dios.

 

Leyes acerca del culto a Dios 2

 

22 Y El Que Vive dijo a Moisés: Así dirás a lo hijos de Israel: Ustedes han visto que os hablé desde el cielo.

23 No hagan dioses de plata, ni de oro para representarme.

24 Altar de tierra me harás, y sacrificarás sobre él tus holocaustos, tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas. En el lugar donde yo establezca la memoria de mi Nombre, vendré a ti y te bendeciré.

25 Y si me levantas altar de piedra, no lo labres de cantería; porque si alzas herramienta alguna sobre él, lo profanarás.

26 No subirás por escaleras a mi altar, para que evites que tu desnudez se vea allí.

Contrario a la tradición, el Ras es-Safsaf (foto) es el monte Sinaí bíblico, y no el Jabel Musa.

Anchor 1
Anchor 2
a........ Mateo 6:24
1 Reyes 8: 9 y 21
Isaías 24: 2-6
Jeremías 22: 8 y 9
Jeremías 31: 31-33
d....... Isaías 43: 1-4
e........ 1 Pedro 2: 9
Apocalipsis 1: 6
f........... Isaías 4: 1
Isaías 29: 13
Mateo 15: 8 y 9
Marcos 7: 6 y 7
Isaías 58: 13 y 14
Isaías 56: 2-7
i... Proverbios 15: 20
Efesios 6: 1-3
j..... Mateo 5: 21 y 22
1 Juan 3: 15
k.... Mateo 5: 27 y 28
Hebreos 13: 4
l.... Malaquías 3: 8-12
n..... Santiago 1: 13-15
Hebreos 12: 21

1 Al igual que los Diez Mandamientos, las leyes físicas que rigen el universo fueron establesidas por Dios. Incluyendo las leyes de la genética y la herencia. No es que Dios se desquite la culpa de los padres con los hijos de estos, pero no alterará albitrariamente sus leyes para librar a nuestros hijos de las consecuencias de nuestra irresponsabilidad. También somos nosotros los responsables del medio ambiente en donde criamos a nuestros hijos, y somo el ejemplo primero que imitarán. Hablando especificamente del segundo mandamiento; padres materialistas, arrastrados por la corriente de las modas, adoradores de la cultura popular y los idolos de la radio, el cine y la televisión, dificilmente tendrán hijos que no sigan en sus mismos pasos. Y cuando una generación resulta maleada, difici es que la próxima sea mejor, sino más bien todo lo contrario.

2 Aquí comienza un conjunto de leyes que va hasta el capítulo 23. Son leyes más específicas, derivadas de los Diez Mandamientos. Estas leyes fueron copiladas por Moisés en un libro que se conoció como el "libro del pacto". 

bottom of page