CAPÍTULO 16
Dios da a Israel pan del cielo (1445 A.C.)
1 Y toda la congregación de Israel partió de Elim, y llegaron al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, el día quince del segundo mes de la salida de Egipto.
2 Y toda la congregación murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto.
3 Y dijeron los israelitas: “¡Ojalá y El Que Vive nos hubiera matado en Egipto, cuando nos sentábamos ante las ollas de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Pues nos has sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.”
4 Y El Que Vive dijo a Moisés: Os haré llover pan del cielo. Y el pueblo saldrá diariamente, y juntará la porción para cada día, y con eso los probaré si andan en mi Ley, o no.
5 El sexto día (viernes) prepararán c lo que hayan juntado, pues ese día juntarán el doble de lo que junten los otros cinco días.
6 Entonces Moisés y Aarón dijeron a todos los israelitas: “Esta tarde sabrán ustedes que El Que Vive fue quien os sacó de Egipto.
7 Y por la mañana verán la gloria de El Que Vive, porque ha oído vuestra murmuración contra Él. Porque nosotros, ¿qué somos para que murmuréis contra nosotros?”
8 Y añadió Moisés: “A la tarde El Que Vive os dará carne para comer, y en la mañana os dará pan para saciaros. Porque oyó vuestras murmuraciones contra Él. Porque nosotros, ¿qué somos? Vuestra murmuración no es contra nosotros, sino contra El Que Vive.”
9 Y Moisés dijo a Aarón: “Di a toda la congregación de Israel: Acercaos a la presencia de El Que Vive, porque Él ha oído vuestras murmuraciones.”
10 Y cuando Aarón estaba diciendo eso a toda la congregación, los israelitas miraron hacia el desierto, y vieron la gloria de El Que Vive, que resplandeció en la nube.
11 Y El Que Vive dijo a Moisés:
12 He oído la murmuración de los israelitas. Así que diles que por la tarde comerán carne, y por la mañana comerán pan. Y sabrán que YO SOY EL QUE VIVE vuestro Dios.
13 Y al atardecer llegaron codornices que cubrieron el campamento, y a la mañana descendió algo parecido a una suave llovizna alrededor del campamento.
14 Y cuando la llovizna cesó de descender, vieron sobre la superficie del desierto como una escarcha menuda y redonda.
15 Y al verlo exclamaron: “¿Maná?” (¿Qué es esto?) Porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: “Es el pan que El Que Vive os da para comer. e
16 Junte cada uno solo lo que pueda comer, un omer (2.2 lt.) por persona. Conforme a la cantidad de vuestras personas, cada uno juntará para los que están en su tienda.”
17 Y los israelitas lo hicieron así. Y juntaron unos más y otros menos.
18 Pero medido por omer, no sobraba al que había juntado mucho, ni faltaba al que había juntado poco. Sino que cada uno juntó lo que podía comer.
19 Y Moisés les dijo: “Nadie guarde de ello para mañana.”
20 Pero no todos obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron para el día siguiente y se pudrió y crió gusanos. Y Moisés se disgustó con ellos.
21 Así que temprano cada mañana, cada uno juntaba lo que podía comer. Y cuando el sol calentaba, se derretía.
El maná y el siclo semanal
22 Cuando llegó el sexto día (viernes) juntaron doble porción, dos omeres por cada uno. Y los príncipes preguntaron a Moisés si acaso no se dañaría y criaría gusanos.
23 Y Moisés respondió: “Esto es lo que ha dicho El Que Vive: Mañana es el santo sábado, el reposo f consagrado Al Que Vive. Lo que tengan que cocer, cocedlo hoy; y hiervan lo que tengan que hervir; y guárdenlo para mañana.”
24 Y ellos lo guardaron hasta el día siguiente, como Moisés había mandado, y no se pudrió, ni se agusanó.
25 Y Moisés les dijo: “Comedlo hoy, porque hoy es el sábado (reposo) de El Que Vive. Hoy no lo hallaréis en el campo.
26 Seis días lo juntarán, pero el séptimo día es sábado, en él no se hallará.”
27 Pero a pesar de todo, algunos del pueblo salieron en el séptimo día a juntar, mas no hallaron nada.
28 Y El Que Vive dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mis mandamientos y mis leyes?
29 Mirad que El Que Vive os dio el sábado. Por eso en el sexto día, os da pan para dos días. Quédese, pues, cada uno en su estancia, y nadie salga de su lugar en el séptimo día.
30 Así, el pueblo reposó en el séptimo día.
31 Y los hijos de Israel llamaron aquello, maná. Era como semilla de cilantro, blanco. Y su sabor como hojuelas con miel.
32 Y cuando fue construido el tabernáculo, Moisés les dijo: “Esto es lo que manda El Que Vive: Llenad un omer de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que os di a comer en el desierto, cuando os saqué de Egipto.”
33 Y dijo Moisés a Aarón: “Toma una vasija, y pon en ella un omer de maná, y ponlo ante El Que Vive, para que sea guardado para vuestros descendientes.”
34 Y Aarón lo guardó delante del Testimonio, cuando fue construido el tabernáculo, como lo ordenó El Que Vive a Moisés.
35 Así fue como los israelitas comieron maná 40 años, hasta que entraron en tierra habitada. Maná comieron hasta que llegaron al límite de Canaán.
36 Un omer es la décima parte de un efa.
CAPÍTULO 17
Agua de la roca (1445 A.C.)
1 Toda la congregación de Israel partió del desierto de Sin, por sus jornadas, a la orden de El Que Vive, y acamparon en Refidim. Pero el río estaba seco.
2 Y el pueblo altercó con Moisés. Dijeron: “Danos agua para beber.” Y Moisés les dijo: “¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis Al Que Vive?”
3 Pero el pueblo quiso agua allí, y murmuró contra Moisés, y le cuestionaron diciendo: “¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Fue acaso para que muramos de sed, nosotros, nuestros hijos y nuestro ganado?”
4 Entonces Moisés clamó Al Que Vive, diciendo: “¿Qué haré con este pueblo? De aquí a poco me apedrearán.”
5 Y El Que Vive dijo a Moisés: Pasa adelante del pueblo, y lleva contigo algunos ancianos de Israel; lleva también la vara con que heriste el Nilo, y ve.
6 Yo estaré delante de ti allí sobre la Peña de Horeb. Golpearás la Roca, y brotará de ella agua, y el pueblo beberá. Y Moisés hizo así en presencia de los ancianos de Israel. a
7 Y llamó a ese lugar Masa (tentación) y Meriba (murmuración), por la contienda de los israelitas, que tentaron Al Que Vive, diciendo: “¿Está El Que Vive con nosotros, o no? Pues si ha sido Dios quien nos trajo aquí, ¿por qué no nos da agua juntamente con el pan?”
Amalec ataca a Israel (1445 A.C.)
8 Entonces vino Amalec b para pelear contra Israel en Refidim. d
9 Y Moisés dijo a Josué (Jehová es salvación): “Elige algunos hombres y sal a pelear contra Amelec. Mañana yo estaré sobre la cumbre del collado con la vara de Dios en mi mano.”
10 Y Josué hizo como le dijo Moisés. Salió a pelear contra Amalec. Y Moisés, Aarón y Hur 1 subieron a la cumbre del collado.
11 Y cuando Moisés alzaba su mano al orar, Israel prevalecía; pero cuando la bajaba, prevalecía Amalec.
12 Y las manos de Moisés estaban cansadas. Por lo que tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella. Y Aarón y Hur sostenían sus manos, uno sostenía un brazo de un lado y el otro sostenía un brazo del otro lado.
13 Y Josué deshizo a Amalec y a su gente a filo de espada.
14 Entonces El Que Vive dijo a Moisés: Escribe esto en un libro para memoria, y di a Josué que raeré por completo la memoria de Amalec de debajo de cielo.
15 Y Moisés edificó un altar, y lo llamó: El Que Vive es mi bandera.
16 Y dijo: “Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de El Que Vive, El Que Vive tendrá guerra contra Amalec de generación en generación.”
CAPÍTULO 18
Jetro visita a Moisés
1 Y Jetro (excelencia), sacerdote de Madián, suegro de Moisés, se enteró de todo lo que Dios había hecho en favor de Moisés y de Israel, su pueblo; y de como El Que Vive había sacado a Israel de Egipto.
2 Así que Jetro, suegro de Moisés, llevó a Séfora, la esposa de Moisés, pues Moisés la había enviado de regreso antes de entrar a Egipto,
3 y también llevó a sus dos hijos, al primero, al cual Moisés había llamado Gersón (desterrado), porque dijo: Peregrino soy en esta tierra ajena;
4 y al otro, al cual Moisés había llamado Eliezer (mi Dios es mi ayuda), porque dijo: “El Dios de mi padre me ayudó y me libró de la espada de Faraón.”
5 Y Jetro, suegro de Moisés, fue hasta él en el desierto, cuando estaban acampando junto al monte de Dios, llevando consigo los hijos y la esposa de Moisés.
6 Y mandó decir a Moisés: “Yo, tu suegro Jetro, vengo a ti, con tu esposa y tus dos hijos.”
7 Y Moisés salió a recibir a su suegro. Se inclinó y lo besó. Y uno al otro se preguntaron cómo estaban, y vinieron a la tienda.
8 Y Moisés contó a su suegro todas las cosas que El Que Vive había hecho a Faraón y a los egipcios por amor a Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino, y cómo El Que Vive los había librado.
9 Y Jetro se alegró de todo el bien que El Que Vive había hecho a Israel, y de que lo había librado de mano de los egipcios.
10 Y dijo Jetro: “¡Alabado sea El Que Vive que os libró de mano de los egipcios y de la mano de Faraón, y libró al pueblo de la opresión egipcia!
11 Ahora reconozco que El Que Vive es grande más que todos los dioses, porque prevaleció contra los que con arrogancia obraron en contra de los israelitas.”
12 Entonces, Jetro, suegro de Moisés, ofreció holocaustos y sacrificios a Dios. Y vinieron Aarón y todos los ancianos de Israel a comer con el suegro de Moisés delante de Dios.
Jetro aconseja a Moisés
13 Al día siguiente Moisés se sentó a juzgar al pueblo. Y estuvo atendiendo los casos de la gente desde la mañana hasta la tarde.
14 Cuando su suegro vio lo que Moisés hacía por el pueblo, le dijo: “¿Qué estás haciendo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo se presenta delante de ti desde la mañana hasta la tarde?”
15 Y Moisés respondió a su suegro: “Es que el pueblo viene a mí para consultar a Dios.
16 Cuando tienen algún asunto, vienen a mí, y yo declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes.”
17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: “No es bueno que hagas eso.
18 Acabarás agotándote por completo, tú y también el pueblo. Este trabajo es demasiado pesado para ti. Tú solo no podrás llevarlo.
19 Oye ahora mi voz y mi consejo, y Dios estará contigo. Encárgate tú de estar ante Dios por el pueblo, y de someter los asuntos a Dios.
20 Y enseña al pueblo las ordenanzas y las leyes, muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer.
21 Pero elige entre todo el pueblo varones de virtud, que respeten a Dios, varones honestos, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez.
22 Y que ellos se encarguen de juzgar al pueblo en todo tiempo. Y que solo te traigan los casos graves, y ellos se encarguen de juzgar los casos pequeños. Así aliviarás tu carga, y ellos la llevarán contigo.
23 Si haces esto, con la aprobación de Dios, podrás sostenerte; y además todo el pueblo podrá irse en paz a su lugar más pronto.”
24 Y Moisés hizo caso al consejo de su suegro y después de recibir la ley en el Sinaí ejecutó todo lo que su suegro le dijo. g
25 Y eligió varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez.
26 Y ellos juzgaban al pueblo en todo tiempo, juzgando los asuntos pequeños, y trayendo a Moisés solo los casos difíciles.
27 Y Moisés despidió a su suegro quien volvió a su tierra.
1 Según una tradición judía, Hur era el esposo de María, la hermana de Moisés.