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CAPÍTULO 11

 

El pueblo pide carne (1444 A.C.)

 

Mas sucedió que el pueblo murmuró malos augurios a oidos de El Que Vive, y al oirlos Él su desagrado se enardeció, y fuego de El Que Vive se encendió en ellos en la retaguardia del campo. 1 
Entonces el pueblo clamó a Moisés, y él oró Al Que Vive, y el fuego se extinguió. 
Y llamó aquel lugar Tabera (incendio), porque fuego de El Que Vive se encendió en ellos. 
Mas la chusma de los extranjeros que estaban con ellos tuvieron muchas ansias, y los hijos de Israel se les unieron y volvieron a lamentar y aun hasta llorar diciendo: ¡Quién nos diera a comer carne! 
Añoramos el pescado que comíamos en Egipto gratuitamente, los pepinos y las sandías, puerros, cebollas y ajos. 
Y ahora nuestra alma se seca y no vemos más que maná. a 

El maná era del tamaño de la semilla de cilantro, y su color como el bedelio. 2  
El pueblo se esparcía y lo juntaba. Lo molían en molinos, o lo majaban en morteros; lo cocían en caldera, o hacían panes con él que sabían como hechos con aceite fresco. b  
En la noche, cuando el rocío descendía sobre el campamento, el maná descendía sobre él. 

10 Y Moisés oyó al pueblo que se organizó para llorar cada uno a la entrada de su tienda. Y el desagrado de El Que Vive fue muy grande. Y también a Moisés aquello le pareció muy mal. 
11 Y Moisés dijo Al Que Vive: ¿Por qué hicistes este mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto sobre mi la carga de todo este pueblo? 
12 ¿Acaso concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo para que me digas: Llévalo en tu seno, como la que cría lleva a su mamante, a la tierra que juraste a sus padres. 
13 ¿De dónde conseguiré yo carne para todo este pueblo? Porque lloran frente a mi, diciendo: Danos carne a comer. 
14 Yo solo no puedo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. 
15 Si así me vas a tratar, yo te ruego, si he hallado gracia en tus ojos, que mejor me des muerte, para que yo no vea mi mal.

 

Dios unge 70 ancianos (1444 A.C.)

 

16 El Que Vive dijo a Moisés: Reúne a setenta varones de entre los ansianos de Israel, que a ti te conste que tengan autoridad entre el pueblo y que sean líderes. Tráelos a la entrada de la Tienda del Testimonio, y esperen allí contigo. 
17 Yo descenderé y hablaré contigo. Y tomaré de El Espíritu que esta sobre ti, y lo pondré sobre ellos, para que lleven contigo la carga del pueblo, y no la lleves tú solo. 
18 Y di al pueblo: Santifiquense para mañana y comerán carne. Pues ustedes han llorado a oídos de El Que Vive, diciendo: ¡Quién nos diera a comer carne! ¡Mejor nos iba en Egipto! El Que Vive les dará carne para que coman. 
19 Y no comerán un día ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte días; 
20 sino por un mes entero, hasta que se les salga por las nariz, y les repugne. Porque menospreciaron Al Que Vive, el cual está en medio de ustedes, y lloraron delante de Él, diciendo ¿Para qué salimos de Egipto hacia este lugar? 
21 Entonces dijo Moisés: Seiscientos mil de a pie es el pueblo en medio del cual estoy, y tú dices que le darás carne durante un mes entero. 
22 ¿Se han de degollar para ellos ovejas y bueyes que les basten? O, ¿se juntarán para ellos todos los peces del mar para que tengan abasto? 3  
23 El Que Vive respondió a Moisés: ¿Se ha acortado la mano de El Que Vive? Ahora verás si sucede lo que he dicho o no. 
24 Y Moisés salió y dijo al pueblo las palabras de El Que ViveDespués reunió a los setenta varones de los ancianos del pueblo, y los hizo estar alrededor de la Tienda. 
25 Entonces El Que Vive descendió en la nube, y le habló. Tomó de El Espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta ancianos. Y cuando El Espíritu posó sobre ellos, profetizaron en aquel momento, pero nunca volvieron a profetizar después de eso
26 Y dos varones de los setenta habían quedado en el campamento, llamados Eldad 4 y Medad (amado o amigo); y sobre ellos también reposó El Espíritu. Estaban entre los nombrados, pero no habían ido a la Tienda; y profetizaron estando en el campamento. 
27 Entoces un joven corrió y avisó a Moisés y le dijo: Eldad y Medad están profetizando en el campamento. 
28 Y Josué hijo de Nun, uno de sus jóvenes escojidos, siervo de Moisés, dijo: Moisés, Señor mío, no se lo permitas. 
29 Y Moisés respondió: ¿Tienes tú celos por mí? ¡Ojalá que fueran profetas todo el pueblo de El Que Vive, y que El Que Vive pusiera su Espíritu sobre ellos! 
30 Y Moisés y los ancianos de Israel regresaron al campamento.

Las codornices (1444 A.C.)

 

31 Y vino un viento proveniente de El Que Vive, el cual trajo codornices desde el mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino de un lado y un día de camino del otro lado, alrededor del campamento, y apenas volaban dos codos sobre la tierra. 
32 Y todo aquel día y toda la noche, y todo el día siguiente, el pueblo estuvo juntando codornices. Ninguno juntó menos de diez homeres (2m3). Y las tendieron alrededor del campamento. 
33 Aún estaba la carne entre sus dientes, antes de que llegaran a masticarla, cuando el desagrado de El Que Vive se manifestó en el pueblo, y los hirió con una plaga muy grande. 
34 Y llamaron aquel lugar Kibrot Hataava (tumba de la codicia), por que allí sepultaron a los que se habían entregado a la glotonería. 
35 De Kibrot Hataava el pueblo partió para Haserot.

 

CAPÍTULO 12

 

María critica a Moisés (1444 A.C.)

 

Allí María murmuró a Aarón en contra de Moisés por este haber tomado como esposa una mujer cusita, 5 porque él se había casado con una mujer de tez oscura. 
Y dijeron: ¿Solo por medio de Moisés habla El Que Vive? ¿Acaso no habla también por medio de nosotros? Y El Que Vive los oyó. 
Y Aquel varón Moisés era muy humilde, el hombre más manso de la tierra. 
De inmediato El Que Vive dijo a Moisés, a Aarón y a María: Vallan ustedes tres a la Tienda del Testimonio. Y los tres fueron allá. 
Entonces El Que Vive descendió en la columna de nube, se puso a la entrada de la Tienda, y llamó a Aarón y a María; y los dos se acercaron. 
Y él les dijo: Oigan lo que les voy a decir. Cuando haya entre ustedes profeta de El Que Vive, le apareceré en visión, y en sueños hablaré con él. 
Mas no es así con mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. 
Cara a cara hablo con él, estando él conciente y en todos sus sentidos, y ve la apariencia de El Que Vive. ¿Por qué, pues, no repararon en hablar contra mi siervo Moisés? 
Y el desagrado de El Que Vive se manifestó en ellos, y se fue. 
10 Y cuando la nube se apartó de la Tienda, he aquí que María estaba leprosa, blanca como la nieve. Y cuando Aarón miró a María, se dio cuenta que estaba leprosa. 
11 Entonces dijo Aarón a Moisés: ¡Ay, señor mío! No cargues sobre nosotros este pecado; porque hemos obrado neciamente y al hacerlo hemos pecado. 
12 No quede ella ahora como el que nace muerto, que al nacer tiene medio consumida la carne. 
13 Entonces Moisés clamó Al Que Vive: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora. 
14 El Que Vive respondió: Si su padre la hubiera escupido en el rostro, ¿no se avergonzaría por siete días? Sea echada fuera del campamento por siete días, y entonces que vuelva. 
15 Así, María fue echada del campamento por siete días. c Y el pueblo no siguió adelante hasta que ella volvió. 
16 Después el pueblo partió de Haserot y acampó en el desierto de Parán.

1 El fuego no se encendió en la retaguardia del campamento por capricho de Dios; sino porque allí fue donde se iniciaron las murmuraciones. La retaguardia de la marchante nación de Israel la componían las tribus de Dan, Aser y Neftalí. Pero no fue entre ellos donde se encendió el fuego. Más atrás había otro grupo. Estaban los impuros y aquellos extranjeron que habían preferido no integrarse al pueblo de Israel. Es entre los extranjeros de ese último grupo que nacen las dudas y murmuraciones. 

2 Un amarillo palido, casi blanco. 

3 El pueblo de israel había salido de Egipto con ganado. Pero ellos quería comer carne sin que les costara nada. Tentaron a Dios para ver si conseguían que les diera carne de la misma menera que les daba el maná. Querían comer carne sin tener que sacrificar sus ovejas y sus vacas. Y no porque padecieran hambre, sino por complacer su apetito pervertido. El maná contenía todo lo que el ser humano necesitaba para subsistir. Y el que Dios les diera solo maná evidencia que no fue su plan que las personas comieran carne. 

4 Eldad (Dios es amigo, amigo de Dios, amor de Dios, Dios es amor).

 

5 Sefora era madianita, descendiente de Abraham y no de Cus. No se puede decir con ciencia cierta si María la llama cusita porque le constara que hubiera sangre cusita en su linaje, o si solo le llama así como una referencia despectiva a su apariencia física. Lo que sí es seguro es que su piel era oscura. Toda esta situación hay que entenderla en su contesto. Cuando Jetro se reune con Moisés después del éxodo, para llevarle a su esposa; esta, al ver el afán diario de su esposo, pide el consejo de su padre. Este va a Moisés y le aconseja que nombre 70 ancianos, cosa que Mosés ejecuta. Todo esto ocurre sin que María o Aarón fueran consultados. Provocando en la mente de María el que nazca la idea de que la familia política de Moisés luchaba por influir en él.

La codorniz silvestre pertenece a la familia de las gallinaseas.

Cus (Kus) fue descendiente de Cam, y sus descendientes habitaron en los alrededores del Mar Rojo, en la costa de lo que es actualmente Sudán.

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